Y luego de abrir con cuidado la puerta (cuidado de no volcar algún vaso o tropezarse con algo, con alguien), entrar con disimulo y esgrimir un "Hola Miguel", ver las caras de esas gentes era realmente admirable. Imaginaos que no por nada hace varios años para nosotros había pasado a ser "el sucu", aunque realmente no tuviese ningún cartel ni existieran pruebas de semejante atribución (creo que algunos lo llamaban "el bar de miguel", pero ya no más, indefectiblemente había pasado a ser "el sucu", para SIEMPRE).
Y enseguida se acercaba Fidel, tan cordial y casi-mudo como siempre, con su trapito al brazo. Él ya sabía qué ibamos a pedir, lo de siempre, la cerveza y las papas grasosas. Y dije grasosas, y creo que ninguna otra papa de Buenos Aires tiene derecho a creerse u ostentar ser grasosa. De ninguna manera. Como dije, observar los concurrentes era una tarea admirable. Infaltable a cualquier hora del día el polaco "cara é tomate" José (y siempre surgía y seguiría sugiendo la discusión acerca del origen, vida y ocupaciones del polaco "cara é tomate"). Algunos le atribuían la tarea de distribución de sustancias raras dentro de "el sucu". Yo sabía, realmente lo sabía, que esto no era cierto. De todas formas debía exisitir una razón por la cual día tras día, hora tras hora y segundo a segundo, el polaco observaba al resto, erguido bien cerca de la puerta de entrada, cabeza en alto, cara en llamas. Había una mesa que todos los mediodías era ocupada por un cuarteto de sordomudos, que a fuerza de gestos y miradas compartían un ameno almuerzo. Un poco por gusto, otro poco por costumbre, y otro casi por obligación, el almuerzo era siemrpe el mismo. O churrasquito, o milanga (de más está aclarar que acompañados por una porción de papas bien grasosas).
En la solitaria mesa del fondo, el viejito Manuel bajaba su cabeza y dormía religiosamente su siestita de 15 minutos depués del tercer vaso de vino tino, con las noticias de Crónica de fondo (porque sí, aunque "el sucu" se caía a pedazos, tenía, y debía tener un televisor con Crónica tv sintonizado día y noche. De otra manera no sería "el sucu"). Y arriba, es decir, sobre un entrepiso de improvisadas maderas situado justo por encima de nuestras cabezas, la Mony con la sartén hirviendo y por el mango.
No tengo el recuerdo exacto de cuándo ni porqué fuimos por primera vez. Sé que fue hace al rededor de tres, cuatro años. Algún mediodía esperando entrar a alguna aburrida clase. La visita se repitió dos o tres mediodías más tarde. Lentamente, casi sin darnos cuenta, pasó a ser indiscutido destino de tardes grises, en las cuales todos sabemos que no queda otra que sentarse a ahogar penas y discusiones con una cerveza de por medio. Es increíble como hoy en día ha entrado tan profunaamente dentro nuestro, que cada vez que tenemos un rato libre, con solo mirarnos sabemos que en quince minutos estaremos en "el sucu", entrando con cuidado, saludando a Miguel, sentándonos en la mesa contigua a la barra, y pidiendo nuestra gloriosa cerveza con nuestras grasosas papas fritas.
A veces trato de imaginarme que pensarán los viejos, los obreros, y los parias que habitúan "el sucu" cada vez que nos ven entrar a nosotros, un reducido grupo de vienteañeros con pocas marcas en la cara, con una todavía ténue e intermitente sonrisa en los labios. A veces me deprimo al pensar que en poco tiempo no entraremos más, que cada uno seguirá por su lado, que eventualmente podremos ir "el falco" y yo, o Julián con "el gordo". Pero ya no será lo mismo de antes. Se que para muchos puede ser insignificante un intento de bar del barrio de congreso, clausurado varias veces por infectología, ignorado por los apurados ojos de las oficinistas, pero para mi, para nosotros, "el sucu" fue, es, y será una inolvidable parte de nuestras vidas. Y se guardará en la mermoria, el corazón, o como quieran llamarlo, junto con el recuerdo del San Lorenzo campeón del ´95, de una tarde en el rosedal, de una sonrisa pasajera, del compás de una guitarra, y todos los pequeños instantes de fugaz felicidad que me queden por vivir.
jueves, 17 de mayo de 2007
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5 comentarios:
La puta que te parió, Chango. No sólo es excelente sino que (y creo que es condición sine qua non para que todo relato sea BUENO) gatilló dentro mío una serie de imágenes y sensaciones que -a pesar de estar hablando de un lugar totalmente diferente- siento como propias, como si estuvieses hablando de lo mismo que yo pienso y siento. No sólo porque yo también pasé por lugares así, porque todos de alguna manera tenemos algo parecido a "el sucu", sino -sobre todo- porque hoy por hoy empiezo a sentir esos lugares cada vez más ajenos, como en tantas otras oportunidades. Es inevitable sentir nostalgia por los "sucus" que ya no son y otra nostalgia también, aunque prematura, por el que ya está dejando de ser, por el que cada vez es más ajeno, que se reserva el derecho de admisión y del que yo mismo me estoy echando de a poco con discretas patadas. No sé si se entiende lo que estoy queriendo decir. Simplemente dejé de pertenecer a muchos "sucus" en el pasado y ahora mismo me está volviendo a suceder. Y ahí viene la pena. Pero dejá; no es a mí al que tienen que entender. Es a vos y vos lo lograste. Realmente y de todo corazón, te felicito. Un abrazo.
Empiezo de igual manera que vos: la re concha de la lora!. Pimero, quiero expresar sinceridades. Por empezar, mirá, no te das una mínima idea de lo que significa para mí que vos digas todo esto. Yo se que soy una farsa, que no soy un literato. Yo vengo del otro lado, de la ciencia (peor aún, todavía no estoy en ella, sino que es a lo que me quiero dedicar), solo que siempre me gustó por demás la literatura, la metafísica, la música (en realidad está todo conectado, solo que los occidentales tendemos a separar y disgregar la vida, pero ese es otro tema vió?). Por lo tanto, un buena día dije, que va, voy a intentar escribir algunas pavadas, que aunque se que van a estar mal escritas, son de corazón. Me da un poco de verguenza a veces postear, porque se que personas como vos, como frestón, etc., que sí saben escribir las van a leer. Pero al final tomo coraje y escribo. Y que vos vengas y me digas que te gustó esta verborragia que me salió bien de adentro, realmente no sabés que bien me hace. Me infla el ego inmerecidamente y de sobre manera (ojo, no abuses de elogios, sabés que me la puedo creer y ahi cagamos todos, después se preguntan de donde salió Paulo Cohelo, ja). Y te agradezco y me halaga que te tomes el detenimiento de leer mis posts completos.
Entiendo en que manera te identificaste con el post, leo todos los tuyos y veo que estás pasando por momentos de cambio, al menos eso parece. Man, te agradezco realmente nuevamente (cuanta mente), por favor seguí escribiendo asi tengo un motivo para entrar a los blogs de vez en cuando y quizás animarme a escribir algo yo. Un saludo!!!
Sólo por no desentonar: ¡mierda, carajo!
Ya legranescamente introducida te aviso, Deliberado, que todo literato es una farsa (¡mirá a Borges, ese artífice de universos mentirosos, ese reproductor de citas inventadas!) por el solo hecho de tratar de enjaular en palabras toda una serie de conceptos, de cosas-en-sí que por supuesto que están fuera de su alcance.
Para seguir te cuento que si creés que escribís mal tenés aquí una objeción, pero si no te alcanza, y seguís creyendo eso, tenés otra cosa: Roberto Arlt sí que escribía mal, y ahí lo tenés.
Para culminar, vaya ésto no como un intento de inflar egos, sino como una devolución de otra lectora agradecida.
Un beso.
pd: en mi ciudad el "sucu" se llama La Placita. Cuántos recuerdos estampados en el reverso de las puertas del baño...
ahah
nada de melancolía señor!
a mi me pasa eso a veces
te quedan mil millones de cosas más!
¿Así que hombre de ciencias, Chango? No se aflija... Uno de los -a mi juicio- nuevos mejores escritores argentinos, Guillermo Martínez, es doctor en Matemática.
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