Por esa manía, que también suele ser miedo, de creer, ostentar o alardear que vivimos en la ficción es que la duda entró en mi. Me refiero a ese lugar común de pensar que vivimos dentro de una fábula, que somos el personaje de alguna novela al cual hechos descabellados le suceden, y que curiosa es tu vida Martita, y bla bla. Si, no me digan que nunca lo pensaron. Bueno, anoche fue algo así, pero no tan así. Casi que un perfeccionamiento digamos (con lo que me disgusta esa palabra, digamos). Se me dio por conjeturar lo siguienteí: aceptemos pues primero que sí, que vivimos dentro de una ficción, que somos el personaje (y no tendría porqué ser el principal) de un relato. Hipótesis número uno: cuando leemos una historia, en algún lugar de la mente, se está recreando, imaginando, ese personaje, esa situación, y esos hechos. Es decir, en algún lugar, existe. En alguna intrincada red molecular, en algún universo como tantos otros, en nuestra materia gris, lo que sea; se puede decir que eso que estamos imaginando está sucediendo (aqui doy por entendido una definición de suceder mucho más amplia de la aceptada por la rutina y su realismo escéptico). Perfecto, queda probado (?) que todo aconteciemiento imaginado, toda historia, ocurre efectivamente de alguna forma alguna vez. Ahora, primera piedra en nuestro aventurado y pretencioso camino: Una novela que dura 75 años? y en la cual se relata cada una de las cosas que nos suceden? Sería un libro de millones y millones de páginas. Pues en mi delirio nocturno llegué a la hipótesis número dos: Los días son una repetición incesante de lo mismo, hasta que algún acontecimiento importante cambia nuestras condiciones de vida, nuestra manera de sentir el mundo, etc. Por ejemplo, imaginense a Juan, un empleado del ferrocarril que amanece todos los días a las 6:45, toma su café, parte hacia el trabajo, maneja la máquina, a las 17:00 vuelve a su hogar, mira el noticiero, come un churrasco, hace el amor (o cree hacer el amor) y se deja caer en el sueño que lo preparará para el día siguiente. Pues durante un año y medio, nuestro ingenuo amigo Juan vivió el mismo día pero repetido quinientas cuarenta y siete veces. Con churrasco más o churrasco menos, con una revolcada más saciante que otra, pero lo mismo al fin. Son los hechos que realmente cambian lo más profundo de su ser, y por ende cambian totalmente su vida los que se resalta e incluye en una novela. Así, cuando un personaje de una novela fue un día al zoológico y estuvo observando la jaula de los monos hasta el horario de cierre, esto no sucedió una sola vez, sino que se repitió durante tres meses, hasta que se enamoró, el día que lo paralizó la presencia de esa damisela que se proponía tomar el 150 junto a él. De ahí en más, pasará días y días enteros lucubrando de que manera conquistar el amor de la jovencita, los cuales figurarán en nuestra novela como un simple "X pasó así todo el día pensando en la chica de la parada, casi que no puedo dormir".
Si ustedes han sido lo suficientemente generosos y permisivos como yo para hacer omisión de posibles errores y anacronismos que presentarían las novelas de nuestras vidas si tenemos en cuenta mis dos hipótesis que las validan, quizás lleguen a aceptar cada acontecimiento que sucita nuestra tranquilidad diaria, y confiar en que del otro lado hay un escritor experimentado, que sabe lo que está haciéndo, que si le pasó a Jose Aradio Buendía porque no habría de sucederme a mi, flamante personaje de su última novela, la cual será un best seller o morirá en un estante de una librería de la calle Corrientes, lo mismo da, ya que la librería de la calle Corrientes es solo el ambiente de otra novela, en la cual los best seller apestan, y los herrumbados libros polvorientos poseen la receta de la inmortalidad, jamán leída por nadie.
sábado, 26 de mayo de 2007
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6 comentarios:
Te diré que me ha traído bastantes problemas la noción de ser -quizás- personajes de una novela. Las cosas van a mejorar, supongo, en la medida que logre despegarme de eso, del papel que yo juego en esa novela y cuyo desarrollo (por pereza, por comodidad, por miedo) delegué en un autor externo, los otros al fin y al cabo. Y en cuanto a escribir efectivamente esa novela... No, no tendría sentido hacer una narración exhaustiva de cada día durante años y años. Sólo los episodios significativos deberían ser trasladados al lenguaje literario... De hecho, eso es lo que uno hace al contar algo, lo que sea, cualquier cosa que le sucede un día equis, algo fuera de lo normal. Luego uno le da sentido, por el sólo hecho de estar convirtiéndolo en palabras, y sí, entonces de algún modo la realidad es ficción. Lacan decía que "la verdad tiene estructura de ficción". Siempre me resultó más que interesante esa sentencia. Pero en cuanto a escribir, a lo que se dice narrar y evitar enumeraciones y descripciones supérfluas, bueno, ya vendrá Frestón a poner su granito de arena. Ella supo iluminarme al respecto y se lo voy a agradecer siempre.
Un abrazo, Deliberado, y no se arrugue el ceño con estas fantasmagorías (?).
Ma'sí, hágase toda la mala sangre que sea necesaria. Así somos nosotros.
Bueno, lo que yo venía a preguntar es si lo mismo vale para los que creemos estar dentro de una película. Yo, por ejemplo, creo que estoy en una de Meg Ryan. "Quiero decirte que te amo", ponele. Desencuentros, renunciamientos que no son tales, victorias ajenas y sabrosas casualidades. Y debo estar, no sé, en los primeros 15 minutos de la peli.
Y lo que voy a agregar es para Apóstrofe-ese: en mi carácter de linterna (risas) te diré que has puesto tu parte. Con un bodoque no hubiera funcionado. Gracias.
Yo creo que si, de hecho es por eso hablo de vivir dentro de una ficción, después apunto más a la novela porque me senti más identificado en ese terreno, pero podría ser un apelicula. Alguien decía que la vida es cine. A mi me gustaría vivir en una de Almodóvar.
Miren... Mientras no se vean metidos en una tira de Suar, fenómeno.
En las de Almodóvar hay travestis cada tres escenas, Deliberado. Por lo que tu participación podría reducirse a un ex marido de la protagonista que actualmente se trasviste en el teatro donde interpreta a una mujer lesbiana que trata de volverse transexual.
Por mi parte, hoy me di cuenta que "Quiero decirte que te amo" es mucho para mí. Voy a pasarme a "Cuando Harry conoció a Sally".
Y en un libro, creo que podría estar cómoda en Madame Bovary. Pero me falta el arsénico y el carruaje a caballos, y el marido, y los amantes... Una lástima que la vida se parezca más a la vida que a las novelas.
Bueno, lo de los travestis es verdad, pero yo noto algo más peculiar de ciertas películas de Almodóvar. Hay películas en las que todos los personajes son mujeres (o travestis, que es lo mismo), salvo alguna aparición secundaria de algún tipo ("todo sobre mi madre", "volver"); de la misma manera hay películas en las que todos son hombres, salvo alguna infortuita colaboración de alguna dama ("la mala educación", etc.). Sin dudas no es recomendable caer en facilismos a la hora de analizar dicho aspecto de la obra de Pedro. Para mi es muy interesante.
Che, vos decís que es una lástima que la vida se parezca más a la realidad que a una novela. Tenés razón, pero no te olvides lo lindo que es ver cada vez que la naturaleza imita al arte.
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