Eso es, encontrar la singularidad de cada canción, de cada nota que se prolonga.
Fuera de esquemas y tiempos musicales predeterminados, idiomas o condicionamientos sociales.
En el fondo toda nota o arreglo es un grito visceral, un "primal scream", una necesidad, un impulso.
Y asi pasar de lo estático y con olor a humedad, a lo moderno y dinámico, sin prejuicios ni problemas, y como alguien dijo alguna vez: "sin buscarle la vuelta de rosca metafísica"-aunque la tenga-.
Y cada compás te traerá sensaciones a la mente, recuerdos inextricables de momentos casi olvidados, de aromas de ayer, de mañana y de siempre.
domingo, 25 de marzo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario