lunes, 26 de noviembre de 2007
Los simuladores
Quise poner un poco a prueba mi imaginación. Imaginé. Imaginé un aula de Universidad, una clase como cualquier otra. Un alumno, bastante entrado en edad, al menos en comparación con el resto. Este alumno, amable por demás, llegando a veces al punto de la repulsión, en el fondo, un impostor. Uno de los mejores. Fui a la suposición clásica, el tipo era de la SIDE, lo mandaban a la Universidad a hacer inteligencia. Simple, demasiado obvio, pero útil al fin. Entonces, nuestro individuo, con cada uno de sus diálogos ensayados hasta el cansancio, irrumpe en el grupo de alumnos. Con el correr del tiempo, la impresión general que todos tienen de este tipo, es que es un idiota. Un verdadero idiota, siempre con un comentario estúpido a flor de boca, siempre queriendo participar en clase, o sea, sobresalir, ser visto, oido, y recordado por todos sus compañeritos. Todo lo contrario a pasar desapercibido, todo lo contrario a lo que una persona común y corriente supone que haría un impostor. Y yo me sentí uno de estos alumnos que piensan que nuestro impostor es un verdadero idiota, un cuarentón aniñado con ansias de recuperar la adolescencia perdida. Pero me entró miedo, mucho miedo, al darme cuenta que el tipo se creía a rajatabla su personaje, actuaba y andaba como automatizado, como si antes de entrar a la clase, un interruptor bajara y el tipo entrara en modo "pelotudo". Comprendí que uno es lo que se cree, que la verdad es relativa, que si yo quiero creer que soy astronauta, si realmente me lo CREO, lo soy. Temblé frente a la idea de que somos lo que imaginamos, que nunca sabremos como es nuestro verdadero ser, que somos un castillo de ilusiones. Lo peor fue cuando comprendí que como nuestro amigo, todos los demás eramos impostores, todos se mentían y asumían un papel a jugar, todo espías, espías de si mismos, espías del tiempo, farsantes viviendo una farsa infinita, es decir, interpretando un papel falso, escondiendo otro SER que también es la farsa de otro SER que también es la farsa de otro SER, y asi ad eternum. Cada hombre, estructura de capas que esconden otras no mejores, y que no desembocan en ningún carozo, capas infinitas que no llevan a ningún lugar. No logro estar seguro para quien escribo, cual de todas las farsas que habitan en mi quiere decir esto.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Ninguno está excento, desde el día en que nace, cada ser está condenado a no estar excento, a ser un marginado, un aislado, a sufrir. Yo soy discriminado, vos también, si cada uno de nosotros tantas veces fue tan imprudente, tantas veces como todos. Y nosotros discriminamos todo lo que él NO discrimina. Vaya paradoja de nuestra maldita conciencia colectiva, si había algo que él no hacía, si le faltaba solo eso, pues nos encargamos nosotros. Qué número falta para el cartón lleno? No te quepa duda que lo tenemos nosotros. Entonces pienso que hay una cierta complicidad, entre él y nosotros. De a poquito le vamos aplanando el terreno, cortando la maleza, y una vez que entra a jugar, le cobramos todas a favor. Estamos todos jugados, todos tenemos un cartelito en la frente que nos indica la fecha de vencimiento, solo resta esperar, y mientras tanto joderle la vida al que ya está vencido, como si tuviese poco. Pero a alguien le debe de cerrar el sistema, alguien cena su portentoso caviar y se saca la basurita de entre los dientes mientras todos, absolutamente todos, incluido él, nos morimos. Muero, mueres, y sobre todo mueren. De a poco, sin saberlo, engañados, vamos desgarrandonos, desangrandonos, mientras la gran mancha nos abraza, nos mece suavemente, nos sopla en el oído, y creemos que no es nuestra cuna la que mece, sino la de otro. Siempre de un tercero, y cuando no haya más terceros será un cuarto, o un quinto, sin duda. Lo peor de nosotros, es que llevamos la misma marca en la frente, pero lo ignoramos. Escupimos a Caín en su llaga, alabamos a Abel, y como ya habrían de adelantarnos otros más sabios, el mundo equivocado, elevando sus principios y sus motores elementales sobre un cimiento de farsas, todos Caín, un solo Abel, y por ignorarlo lo dejamos entrar. Y cuando entró, no pudrió al HUESPED, sino a quienes lo rodean, a quienes señalan la llaga en su frente, sin el coraje de sentirla y reconocerla en este espejo de curiosas simetrías que somos lo seres humanos. Yo quiero repetir hasta el infinito la pregunta sin respuestas, buscar una razón inexistente, imitarme sin sentido, todo para nada, pero es que no encuentro una mejor manera de SER, no se puede evitar. Aun asi, durante el día, el rayo de sol sobre la cara nos hace olvidar (a los pocos que alguna vez recordamos) y caer sin remedio otra vez en la moral del traidor, del prejuicio y las segundas piedras, señalar otra vez al marcado, señalarlo tapandonos los ojos y de coté, como quien no quiere la cosa, "sin querer" decimos para dormir tranquilos. El día que todos nos hagamos desaparecer, que no haya frente limpia que valga, que el llanto del marginado sea el llanto de todos, que el gran hijo de puta ría victorioso y su risa tape todos los sollozos del mundo, nos preguntaremos de donde viene tremendo estrepito de alegría, y no nos podremos responder -igual que yo no me puedo responder en este momento-, ahi, en ese instante algún otro iluso como yo, como vos, que por un brevísimo lapso de su insignificante y apurada existencia se dejó caer en los mares del lamento, escribirá un parráfo maldito, absurdo y lamentable, en el cual se reconocerá, y lo reconocerán, como otra mierda más. Como otro ser humano más.
viernes, 2 de noviembre de 2007
El jueguito
Aqui me mando yo, ya que Funes me sacó del banco de suplentes, me mandó a calentar y me hizo entrar en el juego. El mismo constaba de transcribir la quinta frase de la página 161 de el/los libros que uno estuviese leyendo en el momento. Gracias Nacho por la invitación. A ver... :
"Así deben ser todos los viajes, pensó, padeciendo por primera vez en su vida la punzada de ser forastera, mientras contemplaba desde la borda los vestigios de tantos mundos extinguidos en el fondo del agua."
Gabriel García Márquez, Doce cuentos peregrinos
"En años recientes, los cambios en la educación médica y el impulso de ciertos centros de medicina europeos permitió que la fisiología de las arterias pudiera ser estudiada en pacientes."
R.L.A., Biomecánica arterial
"Así deben ser todos los viajes, pensó, padeciendo por primera vez en su vida la punzada de ser forastera, mientras contemplaba desde la borda los vestigios de tantos mundos extinguidos en el fondo del agua."
Gabriel García Márquez, Doce cuentos peregrinos
"En años recientes, los cambios en la educación médica y el impulso de ciertos centros de medicina europeos permitió que la fisiología de las arterias pudiera ser estudiada en pacientes."
R.L.A., Biomecánica arterial
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